En la época medieval una antorcha era una fuente lumínica y portátil de fuego consistente de un palo o madera, con uno de sus extremos envuelto en un trozo de paño empapado de brea o algún otro material inflamable.
Las antorchas eran con frecuencia apoyadas en candelabros en lo alto de los muros, para que iluminaran los pasillos de algunas estructuras de piedra, como castillos o criptas. Si la antorcha está hecha de azufre mezclado con cal, el fuego no disminuirá tras haber sido introducida en agua.
Posteriormente la antorcha era como una vela de cera, grande y gruesa, de forma prismática y cuadrangular, con cuatro pabilos. También es conocida como una mecha que se hace de esparto y alquitrán para que resista al viento sin apagarse.
Sirve como iluminación para guiar por senderos, caminos, casas, jardines, etc.
Actualmente se fabrican a mano y con los mejores materiales preciosas antorchas mediante la forja para decorar e iluminar de una manera muy especial, dando al entorno un ambiente solemne, confortable y agradable en cualquier estancia donde quiera colocarse.