El aplique es un candelero de uno o varios brazos, que sirve para iluminar y se fija en la pared, a diferencia de la lámpara que se fija en el techo o en una mesa o de pie.
Los apliques medievales son bellas piezas elegantes, recias, funcionales y muy atractivas para decorar salones, bares, bodegas, casas, castillos, hoteles.
Por esto no pasan de moda, al contrario, son muy demandados por ser elaborados a mano, mediante la forja y encuadran perfectamente dentro de una decoración estilo rústica o de otro estilo distinguido.
La forja puramente artesanal convierte al herrero en artista porque su trabajo consiste en dar forma al metal por medio del fuego y del martillo, logrando conseguir piezas únicas e irrepetibles.