La brigantina, llamada también cota de placas, protegía el torso del guerrero con placas metálicas que se unían sobre una prenda de cuero o tela reforzada. Algunas eran ricamente ornamentadas, con remaches dorados. Era una buena protección contra los proyectiles de ballesta y golpes de espadas y de otras armas contundentes.
Con el tiempo las fueron aligerando para facilitar la movilidad del caballero medieval.
Se usaban como corazas y eran más asequibles que un pectoral y espaldar de armadura de acero o de hierro.