En la Edad Media el cuchillo fue muy útil en los campos de batalla. Dependiendo de la época y del lugar en que se empleara, recibía diferentes nombres como el scramax o seax, que era el cuchillo típico de los godos, con diferentes dimensiones. En el Fuero Juzgo visigodo (siglo VII) ya es nombrado.
En Francia, en el siglo XI, se le llamaba cultellus o coustel y se empleaba como arma para herir a los caballos en el pecho y en el vientre y así desmontar al jinete y luego golpearle de arriba a abajo o en combate cerrado. En España, a finales del siglo XII y durante el siglo XIII se le denominaba cuytelo (en Cataluña coltell). También se le llamaba bullón. Al ser más económicos, su uso era más popular.
Las milicias hispanas de los siglos X-XIII llamaban a este arma bullón. Se le conocía a este cuchillo de combate igualmente como serranil. En Inglaterra se le llamaba ballock knife.
Los combatientes medievales utilizaban el cuchillo como complemento de la espada, solían ser de doble filo y punzantes, como versión pequeña de la espada que acompañaban. Se llevaba en la derecha para compensar el peso de la espada en la izquierda.
El “basalarte” o “vasa” o “baselard” era un cuchillo de origen suizo que apareció por primera vez a finales del siglo XIII y también se empleó para el combate.
En la Edad Media igualmente se empleó un arma llamada sicula, que podría tratarse de la sica, que era una especie de cuchillo curvado de doble filo de origen tracio, muy parecida a la gumía marroquí.
Más tarde al cuchillo de combate medieval también se le conoció como daga, pues servía para cortar y punzar. En el siglo XIV fue llamada “daga misericordia” en el Occidente europeo para rematar a los enemigos evitando que sufriesen más de lo necesario. Os mostramos estas otras tres dagas de combate:
Daga de los Cruzados:
Daga Agincourt:
Daga Arming: