En los combates medievales una de las partes más expuestas del cuerpo eran las manos del combatiente. De ahí surgió la necesidad de protegerlas con los guanteletes que eran piezas muy importantes de la armadura.
Los guanteletes al proteger las manos no debía impedir la movilidad ni la agilidad en el manejo del arma. El guantelete generalmente estaba fabricado en láminas articuladas de acero, que seguía la morfología de cada uno de los dedos, la mano y la muñeca.
Existía otro tipo de guanteletes articulados medievales del siglo XV llamados mitones. Este guantelete está formado por 7 láminas articuladas entre sí con remaches. Su ventaja es que protegían los dedos de forma conjunta excepto el pulgar de forma que permitían mover la mano con más libertad.