En la Edad Media, después de las invasiones de los pueblos del Norte y en la época de las Cruzadas se generalizó el uso de la loriga, formada por escamas (la coracina) o por un tejido de anillitos o cadenitas de acero llamado cota de malla que vestían los guerreros sobre una especie de jubón acolchado, conocido como gambesón para amortiguar los golpes de las armas enemigas. Sobre la mencionada loriga, que llegó en el siglo X hasta cubrir los brazos y muslos, llevaban los caballeros una sobrevesta o cota de armas, que más tarde se adornó con los emblemas y figuras propias distintivas de cada uno.
La armadura de placas de acero, unidas entre sí con ganchos, tuercas, aldabillas y clavos sujetas al guerrero mediante correas y hebillas, empezó a usarse en el siglo XIV y alcanzó toda su perfección a fines del XV, transformándose a mediados del XVI en una vestidura de gala para el guerrero, adornada y embellecida con los primores del arte escultórico y de las industrias metálicas. Decayó notablemente en el siglo XVII a medida que se perfeccionaban las armas de fuego y en siglo XVIII solamente los coraceros continuaron usando armadura.
El peto es la pieza de la armadura de placas que defiende el pecho y que con el espaldar compone la coraza. El peto del Arnés completo se hacía de acero, y era combado, para desviar mejor los golpes y los proyectiles. El espaldar es una de las dos piezas que forman la armadura, junto con el peto. Su función es proteger y tapar la espalda de quien la porta.
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