Las brafoneras eran una buena protección para las piernas, algunas cubrían la pierna por completo, desde la ingle hasta el tobillo o incluso el pie y se ajustaban a la pierna por medio del cinturón o de unas correas que se ponían detrás de la pierna.
Algunas personas recreacionistas de batallas de la época medieval elaboran sus propias cotas de malla. Su elaboración sigue siendo muy laboriosa y lenta ya que en su confección no se puede usar muchas herramientas modernas. Los artesanos experimentados logran hacer una en dos o tres semanas, mientras que alguien principiante realiza una en dos o tres meses o incluso más si carece de tiempo libre.
Las cotas de malla eran muy efectivas como elemento de defensa, ya que eran una barrera segura contra los cortes de las espadas, ofreciendo a la vez mejor movilidad. Tan solo armas con la punta muy fina, como las dagas, podrían atravesar los anillos sin que muchas veces pudieran provocar heridas muy profundas. Era evidente que la protección de las piernas del guerrero era vital para él y para ganar la guerra.