En España lo más habitual es encontrar excavaciones de la época romana y medieval. En cualquier ciudad de España, donde se proponga hacer una avenida, una calle o una nueva construcción se descubren restos históricos antiguos de casas, palacios y objetos que nos hablan del largo y fructífero pasado histórico de nuestro país.
La cerámica, desde su aparición en el Neolítico, supuso para la humanidad un gran descubrimiento que implicó grandes transformaciones en su vida cotidiana, desde la capacidad para almacenar por primera vez excedentes alimenticios, la posibilidad de transportarlos de un lugar a otro e incluso en la forma de cocinar alimentos.
También facilitaban diferentes aspectos de la vida cotidiana, como la iluminación, la canalización y transporte de aguas, el envasado de perfumes, la tinta para la escritura, etc.
El estudio de los materiales arqueológicos cerámicos encontrados ha suministrado una cantidad importante de datos que permiten profundizar en el análisis de nuestro pasado histórico.
Producto de esta importancia, y de su larga evolución histórica y tecnológica, la cerámica se convirtió durante la Edad Media en una de las expresiones más características del mundo islámico, judío y cristiano, gracias a su buena conservación a lo largo de los siglos. Muchas de estas cerámicas se decoraban con diferentes técnicas: pintura, estampillado, vidriado, cuerda seca, esgrafiado, alcanzándose en algunas de ellas una perfección técnica.