Entre los elementos de uso común en la Edad Media tenemos los alicates, las tenazas, las agujas y las tijeras. Aunque los orígenes de éstos se remontan a épocas muy antiguas. Por ejemplo, sabemos que la tenaza fue un instrumento medieval de uso quirúrgico empleado para extraer dientes y muelas, también era muy usado en la forja medieval para agarrar y sujetar los hierros candentes que se ponían al fuego par ser forjados como espadas, dagas y cuchillos o para elaborar las cotas de malla insertando los anillos metálicos. Entre las más antiguas ilustraciones de tenazas figuran las del dios griego Hefesto en su herrería.
Otro uso que se le dio a la tenaza fue como instrumento de tortura, no solo en la inquisición, sino en tiempos tan remotos como el siglo III D.C. Bien sabemos que entre los mártires cristianos de la época de la violenta persecución del imperio romano está Santa Apolonia, a quien se representa con la palma del martirio y una tenaza que a menudo ostenta una muela o diente en su extremo, ya que entre las torturas que le hicieron se le extrajeron todos sus dientes y muelas.
Los alicates medievales tenían la punta más fina que las tenazas, pues más que instrumento de agarre se usaba para apuntalar, remachar y cortar piezas metálicas con las que se fabricaban instrumentos musicales, elementos caseros como candados, portavelas, menaje de cocina, orfebrería, etc., ya que los alicates facilitaban cortes más precisos y definidos. Los orfebres hacían filigrana con ellos, torcían alambres y chapitas metálicas. Los distintos tipos de alicates evolucionaron a medida que se inventaban los diferentes objetos en los qué utilizarlos.
Las primeras tijeras conocidas como «tijeras de muelle» aparecieron en Mesopotamia hace 3.500 años, aproximadamente. Comprendían dos hojas de bronce conectadas en los mangos por una tira delgada y flexible de bronce curvado que servía para mantener las hojas alineadas, para permitir que se apretaran entre sí y para separarlas al soltarlas. Se utilizaron en Europa hasta el siglo XVI.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, las tijeras de muelle se fabricaban calentando una barra de hierro o acero, y luego aplanando y dando forma a sus extremos en forma de hojas en un yunque. El centro de la barra se calentaba, se doblaba para formar el muelle y luego se enfriaba y recalentaba para hacerlo flexible. Su uso principal fue y ha sido la costura, la peluquería, las manualidades, la marroquinería, etc.
Sin embargo, las tijeras pivotantes de bronce o hierro, en las que las hojas pivotaban en un punto entre las puntas y los mangos, antecesoras directas de las tijeras modernas, fueron inventadas por el Romanos alrededor del año 100 d. C.
Las agujas son empleadas desde tiempos prehistóricos para coser. Las primeras eran de hueso. La aguja de coser más antigua de hueso conocida hasta la fecha fue descubierta en el siglo XX por el arqueólogo esloveno Srecko Brodar (1893 – 1987) en la cueva de Potok, situada en el este de las montañas Karavanke, en Eslovenia, y tiene una antigüedad de unos 41.000 años.
Más tarde, durante el Paleolítico superior, en Europa, las agujas de coser esculpidas en hueso se vuelven habituales en los períodos solutrense (aproximadamente de 22.000 a 17.000 años A.C.) y magdaleniense (aproximadamente de 17.000 a 12.000 años A.C.).
Mucho más tarde, con el descubrimiento de los metales, las agujas de coser comenzaron a hacerse primero con cobre, en Anatolia, aproximadamente unos 5.500 años A. C., y más tarde con bronce y con hierro. Se cree que hace unos mil años aproximadamente los chinos, durante la Edad Media, fueron los primeros en utilizar agujas de acero, y que los árabes se encargaron de llevar el acero a Europa.
