Todo apunta a que el origen de las cartas se situa en tiempos de la China Imperial. Más tarde llegó a la Europa Medieval sobre el siglo XIV y fue la aristocracia y los burgueses los que comenzaron a prácticar los juegos de cartas.
A medida que las cartas de la baraja se extendían hasta los países germánicos, se mantuvo el tema de los cuatro palos, pero aparecieron corazones en uno de los palos; también en esta época pueden encontrarse figuras de hojas, campanas y bellotas.
Cuando en Inglaterra empezó a disfrutarse de los juegos de cartas, los fabricantes de naipes adoptaron el diseño francés pero modificaron algunos detalles, y los palos de la baraja pasaron a denominarse tréboles, corazones, diamantes y picas.