Tus pequeñas orejas de elfos escuchan el susurro de pasos detrás de ti. Una sonrisa cruza tus delicados labios cuando te das cuenta de que un extraño está intentando acercarse sigilosamente a alguien tan ágil y alerta como tú. Eres el pariente de los inmortales, habiendo perfeccionado tus habilidades durante cientos de años. Ningún ser mortal normal puede sorprenderte.
“Sal de tu escondite”, llamas por encima del hombro. 'Sé que estás ahí.'
Una vez más, tus Pequeñas Orejas de Elfos captan el más leve ruido, y cuando escuchas el '¡thwap!' del arco de un arquero, giras y esquivas la flecha entrante. Parece que alguna criatura menor está a punto de recibir una importante lección sobre cómo atacar a un elfo tan poderoso como tú.