Las bisagras y cerrojos medievales hechos en forja eran una parte esencial de la vida cotidiana en la Edad Media. En ese momento, los objetos de valor eran almacenados en cofres y arcas que necesitaban protección contra el robo y la manipulación.
Los herreros medievales creaban bisagras y cerrojos utilizando técnicas de forja para dar forma al metal y crear piezas de una sola pieza que eran resistentes y duraderas. Estas piezas también eran muy decorativas, con adornos y diseños intrincados en la forma de barbas y patillas.
Además de ser funcionales, estas bisagras y cerrojos también tenían un valor simbólico. Muchas veces se les incorporaba en diseños complejos que incluían grabados y otros detalles decorativos que reflejaban la riqueza y el estatus social del propietario.
Hoy en día, las bisagras y cerrojos medievales hechos en forja son valorados por su autenticidad y su belleza decorativa. A menudo se utilizan en la construcción de réplicas históricas y en proyectos de restauración de edificios antiguos.