Jeireddín, más conocido como el pirata Barbarroja, fue uno de los más importantes corsarios del siglo XVI, y junto con su predecesor y hermano Aruj fundó una organización pirata que llevó a los magrebíes (llamados entonces berberiscos por proceder de Berberia, lo que no quiere decir que fueran bereberes) —bajo los auspicios del Imperio otomano— a alcanzar gran poder sobre el comercio del Mediterráneo.
Muy pronto demostró una capacidad tal, que llegó a suceder merecidamente a su hermano, e incluso logró superar ampliamente las hazañas de éste, convirtiéndose en una verdadera pesadilla para el Imperio español de la época y buena parte de la Europa cristiana.